Medio sueldo para alquilar y 14 años para comprar: el hogar imposible para los jóvenes valencianos
La independencia se ha vuelto un lujo en el ‘cap i casal’. Con un sueldo medio de 1.400 euros netos mensuales para los … 427.400 trabajadores de entre 25 y 34 años, y de 860 para los más de 150.000 menores de 25, alquilar un piso de 50 metros cuadrados en Valencia capital —donde el…
La independencia se ha vuelto un lujo en el ‘cap i casal’. Con un sueldo medio de 1.400 euros netos mensuales para los … 427.400 trabajadores de entre 25 y 34 años, y de 860 para los más de 150.000 menores de 25, alquilar un piso de 50 metros cuadrados en Valencia capital —donde el precio medio ronda los 15,5 euros por metro cuadrado, según Idealista— implica un desembolso mensual cercano a 780 euros, más de la mitad para los primeros y casi la totalidad para los segundos. Eso sin contar suministros ni fianzas.
El resultado es evidente: un único sueldo joven no da para pagar un alquiler medio sin comprometer más de la mitad del ingreso. En el resto de la Comunitat, los precios bajan algo (12,3 €/m²), pero la diferencia de renta apenas deja margen. La emancipación individual se ha convertido, literalmente, en una ecuación imposible.
A esta presión del mercado se suma un contexto estructural que agrava el problema. Según BBVA Research, la Comunitat arrastra un déficit del 70% entre las viviendas construidas y los nuevos hogares creados desde 2021, lo que ha tensionado irremediablemente los precios. Además, según el arquitecto y urbanista Alejandro Escribano, sólo en el área metropolitana de Valencia faltarían unas 18.000 viviendas, un hecho que, de seguir así, alerta, «hará colapsar la ciudad».
En ese sentido, la presión del alquiler sobre los hogares valencianos no deja de crecer. En apenas tres años, el esfuerzo medio para pagar una vivienda de dos habitaciones ha pasado del 31% al 40% de los ingresos, cuatro puntos por encima de la media española. Y en el caso de los jóvenes que buscan piso solos, ese porcentaje se dispara hasta el 60%.
En Valencia capital, los alquileres llevan años marcando máximos. Nueve distritos están en récord histórico, y los más baratos —Jesús, Benimaclet o Algirós— concentran la demanda más desesperada. Con sueldos precarios y contratos inestables, muchos optan por compartir piso o seguir en casa de los padres.
El fenómeno no es sólo económico, sino social. Hace algo más de una semana, el economista Gonzalo Bernardos decía en televisión que detectaba «falta de interés por parte de los jóvenes en comprar vivienda, quienes prefieren apostar por el alquiler». Nada más lejos de la realidad, para poder comprar hace falta haber dejado de ser joven.
Comprar, un sueño lejano
¿A saber? El acceso a la propiedad tampoco ofrece refugio. El precio medio del metro cuadrado en la Comunitat Valenciana alcanza los 2.357 euros y en Valencia capital roza los 3.227, lo que sitúa el coste de un piso de 60 m² en torno a 140.000 euros en la región y 200.000 euros en el ‘cap i casal’. Y, por si fuera poco, según Fotocasa, el precio de la vivienda de segunda mano ha subido un 22% en el último año, la mayor subida del país, hasta los 2.493 €/m².
Si bien, el problema no es sólo pagar la hipoteca, sino entrar. Los bancos exigen tener ahorrado al menos el 30% del valor del inmueble (20% de entrada y 10% para gastos), lo que equivale a 60.000 euros para una vivienda media en Valencia y 40.000 en el resto de la Comunitat. Así las cosas, si se gana menos de 22.000 euros anuales —como la media de menores de 35—, el plazo se dispara hasta los catorce añosen la capital y nueve en la región .
Todo ello en un contexto donde apenas se construyen 2.200 viviendas anuales, frente a las 58.000 de los noventa, según los promotores. «No hay suelo disponible ni seguridad jurídica», denunciaba Escribano: «Han hecho todo lo posible para que no haya vivienda».
La generación sin llaves
El resultado es una generación que no compra porque no puede y, si alquila, lo hace con malabares. Según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, los jóvenes valencianos tardan una media de 29 años en independizarse, tres más que hace una década. Muchos lo hacen en pareja y no por romanticismo, sino por supervivencia: sólo así logran cuadrar cuentas.
Por su parte, el BBVA Research alerta de que esta falta de vivienda asequible actúa ya como «cuello de botella» para el desarrollo regional y los sociólogos hablan de una «generación sin llaves»: la más formada y conectada de la historia, pero también la que más tarde se emancipa.
Un círculo vicioso que no deja de repetirse: los jóvenes no ahorran porque el alquiler se lleva medio sueldo; sin ahorro no pueden comprar, y sin compra la presión sobre el alquiler aumenta. La independencia se convierte así en un lujo. Y la pregunta ya no es si prefieren comprar o alquilar, sino si podrán permitirse, algún día, cualquiera de las dos cosas.
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