El pequeño concejo navarro que recupera sus fiestas 50 años después

El pequeño concejo navarro que recupera sus fiestas 50 años después

Las calles de Madotz en plena sierra de Aralar, tenían este sábado una actividad inusual para este pequeño concejo del valle de Larraun, en plena sierra de Aralar, donde hay 16 habitantes empadronados que en verano se acercan a la treintena. ¿La razón? Que por primera vez en más de 50 años volvió a celebrar…



Las calles de Madotz en plena sierra de Aralar, tenían este sábado una actividad inusual para este pequeño concejo del valle de Larraun, en plena sierra de Aralar, donde hay 16 habitantes empadronados que en verano se acercan a la treintena. ¿La razón? Que por primera vez en más de 50 años volvió a celebrar sus fiestas en honor a su patrón San Juan.

La última vez fue en 1973 y, desde entonces, por distintos motivos, sobre todo la falta de vecinos y también la escasez presupuestaria, se dejaron de organizar. Pero la ilusión de sus actuales habitantes ha llevado a recuperarlas y a vivir un día especial en este concejo que visita cada año la imagen del Ángel de Aralar.

Y hubo dos protagonistas especiales, las dos abuelas del pueblo, ambas con 91 años y que fueron las elegidas para prender la mecha de un cohete que no surcaba el cielo de Madotz desde hace medio siglo. Rosa Mª Otamendi Aranguren y Aurora Zarranz Apezteguia se asomaron al balcón de la sidrería Perkatzenea, abierta recientemente por los tafalleses Joseba Rubio García y Montse Armendáriz Górriz, y se dirigieron a los vecinos y también visitantes del valle para desearles unas felices fiestas.

A partir de ahí, los actos se fueron prolongando durante toda la jornada. Hubo vermú, una comida popular que pagaron a escote los adultos y gratis para los niños en la propia sidrería y una animada sobremesa amenizada por el acordeonista Jokin Goenaga, rematada con un bingo.

Y los más pequeños también tuvieron su espacio. Por la tarde se organizaron ginkanas por el pueblo y juegos con premios para terminar un día tan especial disfrutando de una chocolatada en la sidrería.

Esta sidrería, junto a la casa rural Martzaenea, son los únicos negocios del pueblo, pero pronto se les unirá otra casa rural, Lopetxonea, un proyecto de la familia Aldanondo Otamendi que ha recuperado con mimo un antiguo caserío con más de cuatro siglos de historia y que abrirá sus puertas el próximo 11 de julio.





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